Garberoglio. Juan
        [971](1871-1954)

 
   
 

 

   Se le conoce con el nombre de Apóstol del Crucifijo. En religión se llamó H. Teodoreto. Y fue el fundador de los Catequistas del Sto. Crucifijo en 1914.  Era un humilde Hermano educador, catequista entusiasmado por hacer el bien, maestro consumado en el arte de dirigir corazones, fue capaz de organizar un grupo de seglares que se entregaron con ilusión al servicio de la catequesis. Nadie de los que le conocieron al princi­pio de su vida le hubiera considerado capaz de una empresa tan interesante. Pero el Señor no suele escoger a gran­des hombres para grandes empresas, sino instrumentos humildes para hacer cosas hermosas. El Hno. Teodoreto fue uno de esos pequeños, modestos, silenciosos héroes, que pasan por la tierra haciendo el bien sin darlo importancia.
   El profeta de la voluntad divina fue otro humilde corazón de cristal, el piadoso y místico lego franciscano, Fray Leopoldo, que luego el mismo Hno. Teodoreto llamaría "Secretario del Crucifijo", al escribir con alegría su biografía. Entre los dos fundaron un Instituto dinámico y original, adaptado al medio cultural y a la misión excelente de catequistas. Entre los dos forjaron sus líneas de acción y sembraron en sus seguidores el deseo de hacer el bien por medio de la oración, de la educación y de la cateque­sis.
   Cuando los dos pasaron al Reino de los cielos, en la tierra quedó su obra: el grupo de jóvenes emprendedores, llenos de amor por la educación cristiana y por la evangelización de los jóvenes.
   Fue el suyo un movimiento de laicos consagrados, que idearon una de las respuestas más interesantes para las necesidades de los tiempos presentes. Eso representó la "Unión de Catequistas del Santo Crucifijo y de María Inmaculada", Instituto secular que comenzó a actuar en Turín y se extendió por muchos rincones de Italia y del mundo.      
   Nació en 1871, el 9 de Febrero, en Vinchio d'Asti. La familia formada por Bartolomé Garberoglio y Eleonora Giolito, agricultores del lugar, tuvo seis hijos, de los que fue el menor. Asistió a la escuela local
   En 1887 falleció su padre. El 11 de Octubre ingresaba en el Noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en La Villette, en Saboya. Al terminar su formación, hubo de interrumpir su vida religiosa de comunidad para ingresar en el ejército y cumplir sus deberes milita­res. Al terminar, en Octubre de 1892, fue destinado a S. Pelagio, barrio popular de Turín. Allí permaneció hasta su muerte, 62 años después, ejerciendo la docencia en el nivel elemental.
  En 1897 fue designado Subdirec­tor del Colegio de S. Pelagio. El 12 de Septiembre emitió sus votos perpetuos en el mismo Colegio. En 1904, en Febrero, ante las exigencias legales que se imponen, consiguió su diploma de docente, en la especialidad de dibujo.
  En 1906 fue enviado para un período de formación religiosa a la Casa Central de Lembecq-lez-Hal, en Bélgica. En este tiempo concibió la Obra de Catequistas, en forma de grupo abierto al mundo concreto en donde ellos viven y a su regreso  comenzó a trabar con varios jóvenes en este tema.
   En 1910 fue designado como Director de la Casa de S. Pelagio. Su amabilidad con los Hermanos y los alumnos resultaba proverbial. Tuvo que trabajar mucho para mantener el reconocimiento oficial que la Escuela poseía, a lo cual se oponían algunos estamentos oficiales. En 1912 inició  sus relaciones con el piadoso franciscano Fray Leopoldo María Muso, que le fue comunicando sus experiencias místicas. De él recibió el mensaje de que Dios quería el establecimiento de la Pía Unión de Catequistas.
   En 1913 comenzó a funcionar el primer grupo de los Catequistas del Santo Crucifijo y de María Inmaculada. Se inspiraban en la piedad al Sto. Crucifijo.
   En 1914, el 14 de Marzo, fue inaugurado el nuevo Instituto de forma oficial, obteniendo el consentimiento del Superior General para su dedicación a este trabajo. El 9 de Mayo se hizo la erección como Pía Unión. El 26 de Mayo fue reconocida por un Decreto del Cardenal Agustín Rechelmi, Arzobispo de Turín.
   El 31 de Mayo comenzaron los retiros con los Catequistas, retiros eficaces que prolongará hasta finales de su vida.
   En 1918 cayó enfermo con ataques nefríticos periódicos. Tuvo una comu­nicación directa del Santo Crucifijo, de la que sólo más tarde serían conocedores los Catequistas a través de las notas dejadas por Fray Leopoldo. Ello le afianzó en su misión de animación de la Obra. Sus esfuerzos con los jóvenes se hicieron cada vez más intensos y se orientaron a potenciar al máximo la tarea de la catequesis.
   En 1919, la Asociación de los Catequis­tas inauguró su primera escuela propia, una Escuela de Artes y Oficios para los niños más necesitados de la ciudad. El 24 de Octubre de 1921 se inauguró oficialmente. El Cardenal Gamba, Arzobispo de Turín, aprobó el Reglamento de la Pía Unión.
   En 1922, el 27 de Enero, falleció su inspirador y confidente Fray Leopoldo Muso. En 1933, el 23 de Julio, el Cardenal Maurilio Fossati concedió un Decreto de firme estabilidad a la Pía Unión y aprobó el Reglamento redactado por el Hno. Teodoreto.
   En 1935 el Superior General de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Junien Victor, afilió a su Instituto a todos los Catequistas, acto que se celebró el 2 de Febrero de 1936 en la casa de Turín.
   En 1938 el Hno. Teodoreto pasó a ejercer la docencia en el Colegio de S. José de la ciudad. Daba clases de dibujo. Al mismo tiempo, seguía de cerca la anima­ción del Instituto del Sto. Crucifijo. En 1940 es enviado de nuevo a S. Pelagio, como Director de la casa.
   En 1946, en Octubre, sufrió un derrame cere­bral que le dejó debilitado.
 


 
 

 

 

   

 

 

 

  En 1947, el 2 de Febrero, Pío XII publicó la Constitución "Provida Mater Ecclesia", que daba forma jurídica a los Institutos Seculares. Fue en adelante la inspiradora de la Pía Unión de los Catequistas del Sto. Crucifijo y de María Inmaculada. En Agosto de 1949 el Hno Teo­doreto sufrió un segundo ataque cerebral. Los últimos años los pasó sólo rezando por sus catequistas, hasta su muerte el 13 de Mayo de este año en que falleció. Fue enterrado en la localidad.

   Entre sus escritos dejó algunos  espe­cialmente interesantes: "Reglas y Consti­tuciones del Instituto Secular de los Catequistas del Sto. Crucifijo y de María Inmaculada", "El ideal cristiano y religioso", "Medios de perfección", "Regla del Gobierno individual y colectivo de los Catequistas congregantes"," Pensamien­tos sobre las Reglas y  Constituciones", "El Secretario del Crucifijo: vida de Fray Leopoldo Muso".